EL OBELISCO DE TEODOSIO
REPRODUCCIÓN OBELISCO TUTMOSIS III, ESTAMBUL. (1479 a.c. – 1425 a.c.)
Cargados de símbolos y mensajes religiosos y políticos. Su construcción requería una inversión extraordinaria en mano de obra y exigía un vasto despliegue de ingeniería. Junto a las pirámides son los emblemas del Antiguo Egipto. Por supuesto, pensados para impresionar y durar eternamente.
DIMENSIONES | 240 CM (ALTURA) |
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MATERIAL | CALIZA |
TIEMPO DE ENTREGA: | 80 DÍAS |
Cargados de símbolos y mensajes religiosos y políticos. Su construcción requería una inversión extraordinaria en mano de obra y exigía un vasto despliegue de ingeniería. Junto a las pirámides son los emblemas del Antiguo Egipto. Por supuesto, pensados para impresionar y durar eternamente.
Los europeos quedaron fascinados por las pirámides y obeliscos, pero éstos últimos tenían la ventaja de ser “transportables”. Con ello, la rapiña de los occidentales y la liberalidad de algunos gobernantes egipcios permitieron que diversos obeliscos acabasen como adorno de parques y plazas en Roma, Londres, París, Nueva York o Estambul.
El obelisco de Teodosio fue erigido por el faraón Tutmosis III (conmemora la victoria a orillas del río Éufrates en el año 1450 a.C. ) e inicialmente formó parte del conjunto arquitectónico del templo de Karnak y re-erigido en el hipódromo de Constantinopla en el año 390 por orden del emperador romano Teodosio I, quien gobernaba sobre la porción oriental y último césar de un imperio global. Figura destacada por ser el último de los tres emperadores de origen hispánico tras Trajano y Adriano y por su papel transcendental en el ascenso y expansión del catolicismo.
El término “obelisco” procede del griego "obelískos", diminutivo a su vez de obelós, “asta o columna apuntada”. Los antiguos egipcios los llamaba tejen. Son pilares monolíticos de cuatro lados y su forma es troncopiramidal, es decir, se estrechan ligeramente desde la base hasta la cúspide. Sobre sus cuatro lados se grababan inscripciones jeroglíficas que incluían una dedicatoria a los dioses y los nombres y títulos del faraón. A través de estos textos, el monarca quedaba unido a la divinidad y mediaba entre los hombres y los dioses.