FIORONE

Como orientadoras estrellas celestes en la enmarañada red que forman los nervios de una bóveda de crucería, y muy especialmente la de tracería en la arquitectura gótica, aparecen los florones recorriendo en todas las direcciones los plementos.

En el estilo clásico se da el nombre de "florón" a los rosetoncitos o botones más o menos ordenados que forman motivos de ornamentación aislados. Sin embargo, será a partir del siglo XIII cuando adquieren más importancia y atrevimiento por su rico follaje. Los "florones" o “claves menores” no son llaves que cierran nada a diferencia de los rosetones que montan sobre la clave principal indicando el punto crítico de la bóveda, pero ofrecen un gran espectáculo visual de la tracería, el aderezo perfecto que tal vez encubre las confluencias de terceletes, ligaduras y nervios.

Este ornato circular esculpido que imita una flor, en los siglos XVIII y XIX prestó elegantes detalles a lujosas casas y edificios públicos. En nuestra opinión, se trata de un recurso decorativo en tendencia por su gran impacto visual que puede transformar en arte mural un techo o pared, sólo o en conjunto.