PERICLES (HERMA)
Encontrar protección en la soledad de los caminos o atravesar encrucijadas envueltas en leyendas negativas, pudieron ser motivos para el nacimiento de las primeras formas arcaicas: piedras erguidas (betilos) en las que peregrinos y comerciantes encontraban amparo y fortaleza.
Peso | 40 kg |
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DIMENSIONES | 1,65 CM (altura), 45 x 40 CM (BASE) |
MATERIAL | TRAVERTINO CRON |
TIEMPO DE ENTREGA: | 120 DÍAS |
Encontrar protección en la soledad de los caminos o atravesar encrucijadas envueltas en leyendas negativas, pudieron ser motivos para el nacimiento de las primeras formas arcaicas: piedras erguidas (betilos) en las que peregrinos y comerciantes encontraban amparo y fortaleza. Estos “amuletos”, que podían evocar a la madre naturaleza o la presencia de una divinidad, adquirían junto a su ubicación un carácter sagrado. En agradecimiento, a los pies de los hitos se acumulaban piedras, se colgaban guirnaldas de flores o se depositaban higos secos para calmar el apetito del viajero necesitado.
Fueron los antiguos griegos del Ática, los que consagraron estos pilares al dios Hermes por representar el espíritu de paso y de travesía (de quien tomaría el nombre). El mensajero del Olimpo era un dios polifacético que guiaba las almas al inframundo, protegía pastores, vigilaba fronteras y tenía astucia en el comercio. Los que en origen fueron simples bloques de piedra ahora se coronan con un busto que representa a Hermes, el primer intento de desarrollo artístico.
Con su función apotropaica resuelta, se colocan en puntos fronterizos de carreteras y en los límites de caminos y propiedades para cumplir también más tarde funciones informativas: en el frente se indicaban las distancias relativas a la ruta y podían leerse frases de carácter moralizante. Además, muchos poseían un falo erecto que simbolizaba la fertilidad.
¿Sería el herma para los romanos un objeto ajeno? Ni mucho menos, pero lo transformarían como tantas otras cosas. Producido en suelo itálico o de importación, aparecen en territorios fuera de Grecia. La que hasta ahora fuera su ubicación frecuente (caminos, contexto funerario o en el mobiliario urbano de las polis) alcanza el ámbito privado, repartidas en peristilos y domus. A su vez, eligen nuevas divinidades y personajes ilustres que portan inscripciones honoríficas. En definitiva, pasarán de ser objetos de culto para convertirse en objetos meramente ornamentales. Y en esta última línea podían simplemente jugar: mármoles de colores, uso del bronce, búsqueda del estilo arcaizante, hermas dobles, formando parte de cercas y balaustradas…son sólo algunos de los cambios que se gestan con su evolución.
En la elección de esta pieza tuvimos muy presente todo lo anterior. Su posición certera en el acceso a una vivienda puede llenar de carga simbólica el espacio (protección, renovación, transformación…). Encandilados con el estilo arcaizante para buscar en él un ápice de ternura la imaginamos emparejada, adosada o en su eterno aislamiento. Y en nuestra interpretación quisimos conectar con el origen del herma a través de raíces, un delicado trabajo en forja, que recorren el estípite para rememorar su arraigo a la tierra, a la madre naturaleza y depositar agradecimiento como una ofrenda.