EMPECEMOS POR EL PRINCIPIO: NOSOTROS

Mostrarnos transparentes es quizás el mejor saludo para darte la bienvenida a nuestro proyecto y como esta tarea no es siempre fácil, empezaré por el nombre del mismo. Llamarle Da Capo fue un ejercicio de pura introspección. El proceso comienza por escucharse, por el acto de prestarse atención y no dejarse llevar por la maraña del autoengaño. Entonces analizamos nuestras propias experiencias y en el transcurso mental, mis hermanos y yo llegamos al mismo lugar: ya era hora, cada uno en su sitio. Significa que cada uno de nosotros, y de un tiempo a esta parte, había encarado la vida según se presentaba,  pero existía algo muy profundo y siempre presente que debía materializarse, que no desaparecía y lo más importante, que compartíamos los tres. Desde el principio simboliza para nosotros retomar un sueño, mirar atrás y reconocer que no podemos obviar lo que nos conmueve, lo que de alguna manera ilumina nuestros rostros con su mero esbozo.  Ahora sí, es real y lo vamos a disfrutar.

PRIMERO BELLEZA Y DESPUÉS BELLEZA, EN ESE ORDEN.

Da Capo Escultura es un laboratorio estético, en continua búsqueda de la belleza (así como nosotros la entendemos), promoviendo un trabajo artesanal, puro, sin retórica, que no mienta, que no sea adulador, un arte claro. Y encontramos frecuentemente como hilo conductor de nuestra producción referencias e inspiración en antiguas creaciones, en motivos ornamentales, en elementos arquitectónicos o conceptos clásicos que estimamos de un encanto atemporal, dignos de ser reproducidos,  sin más pretensión que trabajar en aquello que consideramos sigue cautivando al público.

Y con la voluntad de ofrecerlo, llegamos al comienzo de todo eliminando lo innecesario de la materia prima y de manera consciente fragmentamos la piedra, resaltamos sus cicatrices, enaltecemos la imperfección, mostramos en lugar de ocultar. La proximidad a esta premisa no podría ejecutarse sin la pericia de aquel que tomó como familia los cinceles, punteros y gradinas hace casi ya dos décadas y no la ha soltado, cuyo manejo requiere tanta fuerza como contención, tanta delicadeza como habilidad. Las herramientas que obedecen como si fueran prolongación de las propias manos se dirigen con vocación a la experiencia estética. Ya lo anunciamos: no es lo que sabemos, sino cómo lo vivimos. A partir de aquí, queremos hacerte partícipe del efecto que provoca la contemplación de lo bello, la emoción que esconde Da Capo Escultura.