HEMISFERIOS
REPRODUCCIÓN PARCIAL DE «NOVA ORBIS TABULA, AD USUM SERENISSIMI BURGUNDIAE DUCIS». ALEXIS HUBERT JAILLOT. PARÍS, 1694. LIBRARY OF CONGRESS, WASHINGTON.
Cualquier mirada atenta a un mapa, nos revela como una fotografía el momento histórico de la sociedad que lo hizo, meticulosamente elaborado, bellamente producido, un puente apropiado entre las habilidades geográficas y artísticas. El elemento estético fue fundamental para obtener el favor de un público cada vez más amplio, no sólo interesado en la exactitud y actualidad de la información, sino también en la belleza de su representación.
Peso | 200 kg |
---|---|
DIMENSIONES | 138 CM (ALTURA), 325 CM (ANCHO), 10 CM (GROSOR) |
MATERIAL | TRAVERTINO CRON |
TIEMPO DE ENTREGA: | 120 DÍAS |
Ubicarnos en el mundo, encontrar tesoros, imaginar viajes o incluso perdernos por capricho. Un mapa viene a ser la tierra en la palma de tu mano. Y es la cartografía la ciencia, la técnica y el arte que elabora los fascinantes mapas con los que podemos siempre soñar.
Los atlas y mapas de los afamados cartógrafos franceses vinculados a la monarquía, geógrafos reales, arrebataron el prestigio que hasta entonces tenían los mapas holandeses. Francia encaró el siglo XVII con estabilidad social y grandes cambios políticos, de tal modo que, bajo los gobiernos absolutistas de Luis XIII y Luis XIV, también el desarrollo y producción de la cartografía adquirió un nivel de protección, amparo y mecenazgo estatal desconocido en la Europa del momento y que con los años situaron al país galo a la cabeza de Europa. Se convirtió en el centro de la ciencia geográfica y sus cartógrafos comenzaron a producir los mapas más avanzados y precisos del momento. Una de las grandes figuras protagonistas fue el autor de nuestro mapa: Alexis Hubert Jaillot (1632-1712).
Su inicial profesión como escultor quedó atrás debido a su matrimonio con la hija de un famoso iluminador de mapas que despertó su interés para más adelante asociarse como editor con los hijos de Nicolas Sanson (1600-1667), iniciador del brillante renacimiento cartográfico. Ésta favorable unión le permitió a Jaillot publicar numerosos mapas y atlas que enriqueció con abundante decoración, reflejo de tus dotes artísticas precedentes. En 1686 le fue concedido el título de "Geographe du Roi".
El doble hemisferio, parcialmente reproducido aquí en mármol, fue publicado en su "Atlas Royal" de 1694-99. Los títulos en francés y latín dedican el mapa al duque de Borgoña, conocido como el "Gran Delfín de Francia" o "Monseigneur". La huella de Cesare Ripa en la pintura alegórica nos permite reconocer a través de sus atributos, las cuatro figuras representadas en las enjutas de la obra original: los continentes. En el sentido de las agujas del reloj: Europa (atuendo regio, corona y caballo), Asia (incensario y camello), África (mujer negra desnuda, con collar de corales y cabello crespo) y América (corona de plumas, arco y flecha). Por otro lado, el autor recurre a las virtudes cardinales (justicia, prudencia, templanza y fortaleza) en los espacios internos de las esferas para ensalzar a su monarca, el Rey Sol.
No obstante pueda distinguir en nuestro relieve algunas partes anteriormente citadas, no está plasmado todo el contenido original y queda sustituido por otros elementos. Se trata de la ornamentación de la parte inferior, donde adaptamos elementos figurantes de otro mapa: "Le Globe Terrestre Representé en Deux Planes- Hemisphères" de Jean Baptiste Nolin y Nicolas Francois Bocquet de 1708. Así, encontramos las estaciones del año personificadas por dos pares de atlantes o telamones que soportan el peso de los hemisferios. Y en el espacio resultante entre ellos, encontramos la imagen que da respuesta a una de las interrogantes más significativas de nuestra existencia: ¿cuál es la ubicación de nuestro planeta en el universo?. Fueron diferentes las teorías antiguas elaboradas por el hombre y aquí se representa el "modelo Ptolemaico" o "teoría geocéntrica" que explica como los planetas, el Sol y las estrellas orbitan alrededor de la Tierra, siendo la última el centro del universo. La teoría logró sostenerse hasta bien entrado el siglo XVI, cuando la entrada de otras hizo peligrar su viabilidad y discrepaba radicalmente con la concepción religiosa del mundo. Nicolás Copérnico, contribuiría a cambiar la visión del hombre, cuando la tierra dejó de ser el centro del Universo. Demostró la inconsistencia de la primera y expuso el sistema heliocéntrico del mundo, según el cual, en el centro del Universo se halla el Sol y los planetas giran a su alrededor.
El mundo conocido incrustado en la decoración barroca propia de la época, nos habla de un proceso de evolución de la cartografía asociada a la navegación, los descubrimientos y observaciones de expertos viajeros y comerciantes en el siglo XVII y XVIII, de ahí la minuciosidad de detalles y precisión. Muestra los conocimientos adquiridos hasta ese mismo año y destacan sus posesiones. Se advierten conceptos geográficos erróneos de datos desconocidos que los autores encubrían con contornos difuminados o irreales (parte oriental Australia) y añadían recientes aportaciones como la constatación de California como península y no como isla.
Cualquier mirada atenta a un mapa, nos revela como una fotografía el momento histórico de la sociedad que lo hizo, meticulosamente elaborado, bellamente producido, un puente apropiado entre las habilidades geográficas y artísticas. Una de las novedades en ese periodo fue el elemento estético, fundamental para obtener el favor de un público cada vez más amplio, no sólo interesado en la exactitud y actualidad de la información, sino también en la belleza de su representación. Los mapas, exhibidos en los salones de comerciantes y nobles, servían también como ostentación de riqueza y sofisticación, confirmar que su propietario era una persona de mundo. Asimismo, eran un excelente instrumento de propaganda, ya se sabe: lo que no se ve, no existe.